Vivimos en la época de la televisión por Internet, la época donde la tele del salón tiene decenas (cientos) de canales disponibles por antena terrestre o satélite, y donde la oferta de dibujos animados es tan extensa que ningún niño llegaría a digerirla nunca por completo antes de cumplir los 50 años.
En este contexto a muchos les parecen obsoletos los audiocuentos, y reconozco que lo son en muchos sentidos, como pueden ser también obsoletos los libros en papel puesto que es un formato que ha sido superado. Pero los audiocuentos formaron una parte importante de mi infancia, y creo que deberían tener un hueco en los primeros años de los niños de esta generación. Igual que es importante leer cuentos, porque leer fomenta la concentración, creo que es importante escuchar cuentos porque fomenta la imaginación.
Cerrar los ojos mientras escuchas una bonita historia es sin duda la mejor forma de dormirse, y también he descubierto que en el coche son un buen sustituto para los dibujos animados. Proporcionan a los niños una experiencia diferente, igual de entretenida que tener una pantallita delante con los dibujos animados y más cómoda al no tener que esforzarse por mirarla.
Hay dos formas de conseguir esos audiocuentos hoy en día, una es descargarlos para poder escucharlos en cualquier parte y otra es tener una conexión a Internet para verlos online.